miércoles, 4 de julio de 2012

1er año: El Juicio de los Muertos, creencia egipcia en la inmortalidad

Esta creencia egipcia sobre la vida después de la muerte, los llevó a pensar en que solo lograrían la felicidad ultraterrena aquellos que en vida habían sido dignos y puros.
Distinguieron en el hombre tres elementos diferentes: el cuerpo, el alma y el doble;  los egipcios materializaron el alma en la figura de un pájaro que se escapaba por la boca en el momento de morir.
Creían que, después de abandonar el cuerpo, se presentaba ante Osiris, (sentado, a la derecha de la imagen), dios de los muertos. Observemos que Osiris tiene atributos de Faraón, la corona, el cetro y el látigo.
Era entonces juzgada ante el Tribunal Divino de Osiris, acompañado éste por 42 dioses.

En una balanza de dos platillos manejada por el dios Anubis (representado con cabeza de Chacal), eran pesados sus actos, los pecados cometidos en vida. si éstos pesaban más que la pluma de la verdad (representación de la diosa Matt) colocada en el platillo contrario, el alma era arrojada a las profundidades donde moraba un monstruo terrible, con fauces de cocodrilo (aparece sentado bajo la balanza).
En cambio, si eran mayores sus buenas acciones, se identificaba con osiris, y a su lado disfrutaba de la eterna felicidad de los dioses.

Observemos en la imagen al difunto, (de túnica blanca, a la izquierda) que se acerca llevado por el dios Anubis, dios de los muertos, para realizar el pesaje. Anubis aparece luego manejando la balanza y Thot, dios con cabeza de Ibis (ave típica de Egipto) realiza las anotaciones del caso. Luego aparece el difunto siendo presentado ante Osiris por el dios Horus, (con cabeza de halcón). Éste difunto pasó la prueba, y va a vivir eternamente junto al dios Osiris, que está acompañado de la diosa Matt, que aparece con una pluma en su cabeza, que representa la justicia y la verdad.


El Libro de los Muertos:
Para ayudar al difunto en esa prueba severa del peso de las almas se colocaba al lado del cuello de la momia un rollo de papiros, en el que se enumeraban todas las enseñanzas morales y los ritos de la religión de Osiris.
Aparecía allíi una confesión negativa, pues se expresaba todo lo que el difunto no había hecho en vida:
"No he hecho mal, no he cometido violencias, no he robado, no he disminuido las ofrendas a los dioses, no he matado, no he mentido, no he hecho llorar a nadie, no he sido impuro ni he muerto animales sagrados, no he sido calumniador, no he falseado el fiel de la balanza, no he despreciado a los dioses en mi corazón. ¡Soy puro, soy puro, soy puro!"
Ésto ayudaba al difunto a salvarse y lograr así la vida eterna.
(Basado en Prehistoria y Oriente, Ellauri-Baridon)