En la segunda mitad del siglo XVIII, entre 1760 y 1780,
en Gran Bretaña se produjo una serie de acontecimientos, cuyos orígenes se
encuentran en el siglo anterior, y que desembocaron en lo que se conoce como Revolución
Industrial. Este proceso, que después se extendió por Europa, se caracterizó
por progresos técnicos y científicos que tuvieron un enorme impacto en la
estructura productiva y en la organización social de la época.
El desarrollo de una nueva forma de energía, el vapor, utilizado en primer lugar en la industria textil, provocó un cambio radical en la forma de producir:
Los inventos que permitieron el auge de la industria textil fueron: la máquina de hilar de James Hargreaves (1764), la hiladora hidráulica de Richard Arkwright (1769) y el telar mecánico de Edmund Cartwright (1785).
Robert Fulton, (1807),fue el creador del barco a vapor, ideó también el primer submarino, llamado Nautilus. En
1801 se realizó la primera prueba, y el artefacto se mantuvo bajo el agua casi
una hora.
El ferrocarril de Sthepenson, es una aplicación de la máquina a vapor desarrollada por James Watt entre 1765 y 1790.
La primera línea de ferrocarril se inauguró en Gran Bretaña en 1825.
La primera imprenta a vapor se utilizó en el diario
londinense “Times”.
En 1800, Gran Bretaña había construido más de mil
kilómetros de canales que unían los principales puertos, Liverpool, Bristol y
Londres. Además, se estaban mejorando las calzadas, gracias a un sistema de
pavimentación inventado por J.L. McAdam. Estos adelantos permitieron una mejora
del transporte y el correo, los que se facilitaron aún más con el ferrocarril y
los barcos a vapor.
Los primeros equipos eléctricos para transmisión
telegráfica fueron desarrollados por Samuel Morse en 1837.