Ubicación temporal: 9000 a 4000 años AC
Ubicación geográfica: Valle del Nilo
Amanece en la aldea… el sol apenas asoma y se mete por las hendijas que dejan las cañas que mis padres con tanto esmero recogieron y mezclaron con el barro de la orilla del río. Se siente el frío de la madrugada. Las chozas cercanas no impiden el paso del viento, y yo me acurruco junto a mis hermanos para sentir el calor de sus cuerpos.
Ya se oye el sonido de las azadas de las mujeres que van preparándose para comenzar los trabajos en la pequeña plantación.
A lo lejos se escuchan los pájaros a la orilla del río. ¡Cómo me gusta! Pero prefiero atraparlos, porque mi madre se pone contenta cuando llego con algo más para comer. Hoy voy a dedicarme a poner las trampas, y también intentaré pescar con la red que fabriqué. Seguramente algo podré traer para mis hermanos… porque las cosechas han sido pobres, y así comeremos algo más variado.
Cerca de nuestra choza vive otra familia que también tiene niños como nosotros. Cuando vamos todos juntos a cuidar las ovejas, nos divertimos mucho mientras las vemos pastar. El otro día nuestro abuelo nos vio en esos juegos, y nos reunió a todos, diciéndonos:
-“Niños: no olviden que están realizando una tarea de mucho valor para nuestra comunidad. Estas ovejas nos darán abrigo en el invierno, y carne cuando lo necesitemos. No las descuiden”.
Nos sentimos muy importantes. Aún a nuestra edad, podemos ser útiles en la aldea.
Mientras pienso en estas cosas voy levantándome, despierto a mis hermanos y nos ponemos en marcha.
La aldea ya está en movimiento: Por allá se ve mi madre con otras mujeres trabajando en la construcción de ollas y vasijas de barro cocido. Más lejos otro grupo hila y teje.
A lo lejos se ven cazadores que ya regresan con una presa que dará mejor alimento a todos.
Llega hasta nosotros el sonido de aquellos que pulen la piedra para hacer las hachas y azadas que facilitan el trabajo: Cuando hay que plantar, muchas veces es necesario derribar árboles para obtener espacio, y mi padre aprovecha la madera para fabricar algún mueble para nuestra casa.
Esta es la época de cosechar trigo, lino, y cebada; todos esperan que sea abundante para guardar para el invierno, porque ya están acabándose nuestras reservas.
Mientras vamos sacando las ovejas del corral de piedra, los perros nos hacen fiestas ladrando a nuestro alrededor y nos ayudan a llevarlas afuera de la aldea, donde el pasto está más alto.
Después volveremos para ordeñar las vacas y tomar la leche.
-¡Tengo una idea! -Dice mi hermana- y toma corriendo por el sendero que va hacia el río.
-¡Vamos a jugar en el bote de papá! Nadie se dará cuenta y podremos tirar las redes a ver si tenemos suerte!
-No hermana -le ordeno-. No podemos olvidar nuestra obligación, como nos dijo el abuelo. Ya vendremos cuando el sol esté cayendo, y nos podremos bañar y pescar.
No le gustó mucho mi decisión, pero, como yo soy la mayor, deben seguir mis indicaciones. En la aldea es muy importante que cada uno cumpla su tarea. Así es como podemos vivir mejor.
Amanece en la aldea… el sol apenas asoma y se mete por las hendijas que dejan las cañas que mis padres con tanto esmero recogieron y mezclaron con el barro de la orilla del río. Se siente el frío de la madrugada. Las chozas cercanas no impiden el paso del viento, y yo me acurruco junto a mis hermanos para sentir el calor de sus cuerpos.
Ya se oye el sonido de las azadas de las mujeres que van preparándose para comenzar los trabajos en la pequeña plantación.
A lo lejos se escuchan los pájaros a la orilla del río. ¡Cómo me gusta! Pero prefiero atraparlos, porque mi madre se pone contenta cuando llego con algo más para comer. Hoy voy a dedicarme a poner las trampas, y también intentaré pescar con la red que fabriqué. Seguramente algo podré traer para mis hermanos… porque las cosechas han sido pobres, y así comeremos algo más variado.
Cerca de nuestra choza vive otra familia que también tiene niños como nosotros. Cuando vamos todos juntos a cuidar las ovejas, nos divertimos mucho mientras las vemos pastar. El otro día nuestro abuelo nos vio en esos juegos, y nos reunió a todos, diciéndonos:
-“Niños: no olviden que están realizando una tarea de mucho valor para nuestra comunidad. Estas ovejas nos darán abrigo en el invierno, y carne cuando lo necesitemos. No las descuiden”.
Nos sentimos muy importantes. Aún a nuestra edad, podemos ser útiles en la aldea.
Mientras pienso en estas cosas voy levantándome, despierto a mis hermanos y nos ponemos en marcha.
La aldea ya está en movimiento: Por allá se ve mi madre con otras mujeres trabajando en la construcción de ollas y vasijas de barro cocido. Más lejos otro grupo hila y teje.
A lo lejos se ven cazadores que ya regresan con una presa que dará mejor alimento a todos.
Llega hasta nosotros el sonido de aquellos que pulen la piedra para hacer las hachas y azadas que facilitan el trabajo: Cuando hay que plantar, muchas veces es necesario derribar árboles para obtener espacio, y mi padre aprovecha la madera para fabricar algún mueble para nuestra casa.
Esta es la época de cosechar trigo, lino, y cebada; todos esperan que sea abundante para guardar para el invierno, porque ya están acabándose nuestras reservas.
Mientras vamos sacando las ovejas del corral de piedra, los perros nos hacen fiestas ladrando a nuestro alrededor y nos ayudan a llevarlas afuera de la aldea, donde el pasto está más alto.
Después volveremos para ordeñar las vacas y tomar la leche.
-¡Tengo una idea! -Dice mi hermana- y toma corriendo por el sendero que va hacia el río.
-¡Vamos a jugar en el bote de papá! Nadie se dará cuenta y podremos tirar las redes a ver si tenemos suerte!
-No hermana -le ordeno-. No podemos olvidar nuestra obligación, como nos dijo el abuelo. Ya vendremos cuando el sol esté cayendo, y nos podremos bañar y pescar.
No le gustó mucho mi decisión, pero, como yo soy la mayor, deben seguir mis indicaciones. En la aldea es muy importante que cada uno cumpla su tarea. Así es como podemos vivir mejor.
Basado en textos de: L. Mumford:”La ciudad en la historia”; J. Hawkes-L. Woolley:”Historia de la humanidad”.
Creado por Cristina
No hay comentarios:
Publicar un comentario