miércoles, 2 de marzo de 2011

2°año Retrato del burgués capitalista


(Mousnier, Roland, “Los Siglos XVI y XVII”)
La revolución capitalista fue obra de un tipo humano que participó del espíritu del Renacimiento: el burgués capitalista. En él, el individualismo, la voluntad de poder, la necesidad de expansionarse en la acción y la creación y el gusto de la vida lujosa se traducen por medio de empresas económicas de un tipo nuevo. El burgués capitalista busca satisfacer una sed devoradora de beneficios, una pasión de dinero, por la aplicación del espíritu racionalista a la empresa capitalista. Posee espíritu de empresa. Afán de riesgo y de conquista. Es un organizador que sabe reunir cierto número de hombres y hacer que trabajen, coordinando sus esfuerzos en busca de la mayor eficacia. Es un hombre de negocios, dotado de un fuerte poder de gestión, que sabe influir decisivamente sobre otros hombres.
Por su espíritu de orden y economía, el burgués capitalista ha sido relacionado también con el antiguo maestro de oficios de la organización gremial…insiste en sus “Libros de negociantes”… La riqueza se hace gastando poco. El ahorro es la primera virtud, una cosa sagrada. Debe hacerse extensivo a las fuerzas y al tiempo, empleados de modo racional para obtener el mayor rendimiento. Es preciso huir de la ociosidad, distribuir bien el tiempo por la mañana entre las diversas ocupaciones, evitar las diversiones y distracciones, la caza, los banquetes, las recepciones, las amistades demasiado numerosas, y examinar por la tarde el empleo de la jornada. La vida debe organizarse racionalmente en vista de las ventajas comerciales. El burgués posee su moral: fidelidad a los contratos; su distinción y sus modales, que aseguran su crédito: vida ordenada, no bebe ni juega ni tiene amigas, asiste regularmente a los oficios religiosos, su porte es majestuoso y camina por sus pasos contados.
Dentro del espíritu racionalista, el método característico del burgués se funda en el cálculo. Tiene siempre la pluma en la mano para registrar por escrito todas las transacciones, todos los contratos, todas las entradas y salidas de dinero. Quiere poder. Jacobo Fugger, por ejemplo, no vacilaba en manifestar su sed insaciable de ganancias. Sus palacios, castillos, colecciones de telas preciosas, tapices, orfebrería, sus encargos a los pintores, fueron ante todo, medios para sostener su crédito y ganar clientes. Sin embargo, la riqueza fue considerada por la mayoría de los burgueses capitalistas sólo un medio para vivir mejor.

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