viernes, 26 de junio de 2009

1er año: Relato sobre los Incas

Chasqui (imagen extraída de Internet)

Aquel día amaneció muy frío. El viento de la cordillera soplaba tan fuerte que mi poncho de lana de algodón y llama no me abrigaba. Mis manos estaban heladas, pero tenía que llevar el mensaje, y como todo buen chasqui, no podía rendirme. Todavía me faltaba un buen trecho para llegar al tambo, donde podría recuperarme. Estaba entrenado y alimentado desde muy pequeño como corredor para soportar la fatiga y la sed. Pero hoy el tiempo jugaba en mi contra.

Recordé a mi padre. El había sido un soldado muy valiente. Integraba el ejército de nuestro Rey Huayna Cápac, con orgullo, a pesar de que había sido reclutado de forma obligatoria, mediante la mita. El Estado le había dado, como a todos, sus hachas de bronce, los rompecabezas de madera o piedra, hondas, lanzas, flechas y propulsores para usar según fuera su necesidad. A mí me gustaba ayudarlo a limpiarlas sacándoles brillo.

Cuando tuvo que dirigirse al sur en una campaña militar, mi madre lloró mucho. Pero sabía que estaríamos protegidos pues el Estado se comprometía a mantener a las familias del ayllú mientras los soldados estaban en campaña. Recordé que en esa ocasión el ejército no tuvo que recurrir a las armas, pues luego de mostrar los beneficios de la administración inca, el pueblo se rindió. Mi padre lo contaba con alivio, pues, en otras ocasiones había que recurrir a la fuerza, y mucha gente moría. Mi madre decía que yo era muy parecido a él, pues tenía mucha fuerza interior para soportar las dificultades. Tal vez por eso me hice chasqui.

Mis pensamientos recorrían mi infancia y eso me servía para no sentir el frío y el hambre, que ya era mucha. Vinieron a mi mente las tortillas de maíz que me hacía la abuela, pero no me resultó, y para poder soportar el último tramo que me quedaba, busqué en mi bolsillo la última hoja de coca que me quedaba y la puse en mi boca masticándola despacio, pero sin dejar nunca de correr, como era la costumbre.

El sol era muy tenue, y no daba calor. Miré a lo lejos y pude ver el puente colgante que tenía que cruzar para luego subir por los escalones internándome en la montaña. Detrás de ella, estaba el tambo. Ahí mi relevo me esperaba para tomar mi mensaje y llevarlo hasta Cuzco, donde nuestro Inca lo recibiría para decidir sobre la gente de un pueblo del Collasuyo, que se había conquistado recientemente pero eran muy difíciles de dominar. Se esperaba la orden de nuestro Inca para realizar el mitimac, y así lograr conquistarlos. Ya se había impuesto como en todas las regiones del imperio, el idioma quechua y el culto al dios sol, así que trayendo gente fiel a nuestro imperio, pronto se solucionaría el problema. Lo más difícil sería conformar a los pobladores que deberían irse al norte. Pero, esa era la solución que nuestro Inca imponía en estos casos, y nadie la discutía pues se sabía que el Inca buscaba lo mejor para su pueblo.

Sumido en mis pensamientos me encontré sobre el puente. ¡Qué altura tenía! Nunca me había gustado pasar por ellos, pero no tenía otro remedio. Así que lo pasé despacio, sin mirar hacia abajo. Ahora solo me quedaba la subida.

Los escalones parecían multiplicarse a medida que subía, pero allí, con la protección de los árboles, no se sentía tanto el viento, y eso era un alivio. Pronto divisé el tambo, y mi compañero que venía hacia mí. Corriendo siempre, le entregué el mensaje y entonces sí, pude descansar. Había más de mil lugares como éste en el Imperio, donde los chasquis éramos muy bien recibidos.

Me ofrecieron porotos y charque, que acepté con gusto. Bebí chicha con muchas ganas y me sentí mucho mejor. Solo me faltaba dormir un rato y estaría como nuevo. Así que no pude esperar más y caí en un catre que estaba cerca; me entregué a los sueños con la satisfacción de haber cumplido con mi deber, agradeciéndole a la Pachamama por los alimentos que había recibido.

Cristina

ACTIVIDAD

  1. Colócale un título al relato y numera los párrafos.

  2. ¿Quién aparece en el primero? Explica como se llegaba a esa profesión y como se realizaba.

  3. Explica cómo era la vida de un soldado y con qué armas peleaban

  4. ¿Qué alimentos nombra?

  5. Busca el significado de las palabras en negrita.

  6. Sustituye el párrafo 7 y 8 por otro, creando un final distinto.

Coro Liceal: ¡Muy buena actuación!

Participando en el homenaje al Dr. Germán Abellá. ¡Felicitaciones!